El título y los honores que le concedió el Perú a Bolívar.
Los foros y tertulias que se realizaban a nivel de la Sociedad Bolivariana de Venezuela en tiempos anteriores a la proliferación del bolivarianismo como corriente ideológica de los comandantes sublevados contra el contrapunteo político entre Acción Democrática y el Partido Social Cristiano COPEI, eran rigurosamente analíticos sobre las virtudes y aportes del Libertador a su paso por este mundo ancho y ajeno. No había espacio para especulaciones. Cada participante traía un legajo académico que tras una mínima afirmación desconocida por el grupo, era inmediatamente apoyada con un soporte bibliográfico en físico, pues eran tiempos donde la virtualidad aún no aparecía en escena. De manera que cualquier especulación sobre Bolívar tenía que estar sustentada más allá del discurso.
Luego vendría la otra cara de la medalla y aparecerían en escena una serie de discursos reivindicatorios del legado independentista relacionados con las precariedades del sistema imperante a puertas del siglo XXI. De modo que no era extraño abordar este tipo de temáticas con el único sustento del entusiasmo de querer traer a la memoria colectiva de la actualidad, el heroísmo y la dignidad del Libertador, situación por demás positiva, al margen de los intereses políticos que poco a poco lo fueron opacando.
Así, hasta ilustrados hombres como Eduardo Hernández Carstens, se daban la tarea de revisar sus apuntes cada vez que escuchaban una alegoría no citada bibliográficamente por el supuesto ilustrado discurseador. En mis constantes visitas amicales a las oficinas del Dr. Euclides Fuguet Borregales, quien compartía oficios litigantes con el Dr. Jorge Fajardo Astete, un abogado cuzqueño, graduado en la Universidad Central de Venezuela y al mismo tiempo en la histórica Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de Lima, Perú; me daba con el encuentro de su hermano, el Gral, de Brig. (Ej) Eumenes Josué Fuguet Borregales, individuo de número de la Academia de Historia del estado Carabobo y de la Academia de Ciencias y Artes Militares; miembro a su vez de la Academia de Historia del estado Falcón y de la Academia de la Lengua del estado Carabobo; quien ya en aquellos tiempos no tan lejanos, se comenzaba a interrogar lo que más adelante (01 julio de 2009), terminaría publicando como: “ Bolívar abogado”. En él, a la letra indica Fuguet Borregales:
“Nuestro libertador, cual brillante, se nos presenta en múltiples facetas: libertador, sociólogo, filósofo, educador, periodista, estratega, visionario, político, diplomático, escritor, humanista, conservacionista, legislador, y ciudadano ejemplar por antonomasia.
… Bolívar, se encontraba en Lima, Perú el 3 de junio de 1826 cuando recibió por parte de las autoridades de la Universidad Mayor de San Marcos, el título de Abogado Efectivo y no honorífico.
Bolívar, expresaría… Al pisar los umbrales de este santuario de la ciencia, yo me sentí sobrecogido de respeto y de temor, y al verme ya en el seno mismo de los sabios varones de la célebre Universidad de San Marcos, me veo humillado entre hombres envejecidos en las tareas profundas y útiles meditaciones elevadas con tanta justicia, al alto rango que ocupan en el orden científico… desnudo de conocimientos y sin mérito alguno, vuestra bondad me condecora gratuitamente con una distinción que es término y la recompensa de años enteros de estudio continuo…
… Esta es pues una nueva faceta en la vida, obra y acción de Bolívar quien en su prolífica prosa dejó para la posteridad unos diez mil documentos, siendo su caudal léxico estimado en 16.000 voces, muy elevado para la época, tomando en cuenta que Shakespeare utilizó 15.000 y Cervantes más de 20.000 voces.
Los abogados tienen en Bolívar al Libertador y al colega que los inspire a la aplicación de la justicia con equidad e imparcialidad, recordando de sus palabras “la justicia es la reina de las virtudes ciudadanas”.
Sin embargo, los analistas esperan la sustentación de todas estas afirmaciones basadas sin duda en el material bibliográfico de Carlos Daniel Valcárcel Esparza. Destacado historiador peruano, educador, investigador y escritor. Profesor emérito y docente de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quien recibió las Palmas Magisteriales en el Grado de Amauta por el Ministerio de Educación en 1989.
Otras elucubraciones sobre “Bolívar abogado” la encontramos en un artículo publicado el 3 de junio de 2021, firmado por Lucio Díaz Ortiz, Ph. D. en Ciencias de la Educación, Abogado, especialista en Ciencias Penales y Criminológicas. Díaz Ortiz afirma que:
“Hay una faceta del Libertador que se va conociendo, poco a poco; Simón Bolívar fue Abogado, titulado en una Universidad. Y su título lo recibió el 3 de junio de 1826 en la Universidad Mayor de San Marcos, en Lima, Perú”.
Y propone esa fecha para celebrar el Día (Internacional) del Abogado en los países libertados por la espada y genio de Bolívar: Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Más adelante, afirma que en su opinión, no fue un título de Abogado o Doctor en Leyes “honoris causa” el que se le entregó a Bolívar, sino:
“un título producto de una profunda evaluación que hicieron las autoridades de la Universidad y en particular la Facultad de Derecho, en base al inmenso legado teórico-conceptual (Epistemológico, diríamos hoy) del Libertador”.
Para esto escribe como prueba que a solicitud del propio Bolívar actuaron como examinadores los Doctores Manuel Villarán, Manuel Valle, Lucas Pellicier y don Juan Antonio Tábara, habiendo presidido el acto el Doctor Miguel Tafur, Rector de la Universidad.
Sin embargo, tras extenderse en hipotéticas descripciones de lo ocurrido en aquel acto académico, sólo hallamos dentro del legajo sustentatorio de todas aquellas aseveraciones, la cita de Valcárcel 1974, donde copia de dicho autor la exclusiva carta 154 de la Obras Completas de Lecuna, pág. 771. Siendo la mayor equivocación de Díaz Ortiz el considerar que “El Libertador fue evaluado académicamente por un selecto e ilustre jurado… a solicitud del propio Bolívar”.
Valcárcel explica bien de quién se trata realmente la evaluación académica:
“… el sábado tres de junio, el Supremo Gobierno asistiría al Recibimiento que le dedicaba la Universidad de San Marcos, precedido del acto literario y exégesis de don Francisco de Orueta, financiante de la mayor parte del gasto de la ceremonia”.
Este personaje, Francisco de Asís Orueta y Castrillón, para aquel año 1826 tenía 22 años, y en el día del recibimiento a Bolívar era presentado ante la Universidad de San Marcos para su respectiva evaluación en “acto literario y exégesis” (interpretación bíblica), como lo anota Enrique Fernández García, de la Pontificia Universidad Católica del Perú:
“Orueta venía de estudiar en el Convictorio de San Carlos (posteriormente llamado Convictorio Bolívar) donde se había graduado de bachiller en Leyes en 1825. Hizo su práctica forense en el estudio de Nicolás de Araníbar. Compuso un “Elogio” a Bolívar que leyó durante el homenaje que por la tarde del 3 de junio, la Universidad Mayor de San Marcos dio al Libertador”.
En resumidas cuentas no hubo un título de Abogado o Doctor en Leyes “honoris causa”, para el Libertador, sino un “recibimiento” honorable, de acuerdo a la narrativa de Valcárcel, cito, página 117, (1974):
“El Recibimiento tuvo dos partes, cumplida en la mañana y la tarde. Entre las 10 y 12 de la mañana el colegial Orueta del Convictorio Bolívar (ex-San Carlos) fue presentado a examen público por su profesor, Dr. Manuel López Lisson, abogado, docente universitario y doctor en ambos derechos (civil y eclesiástico). El acto académico versó sobre materia correspondiente al Derecho Natural y de Gentes. En el Salón General de la Universidad, el disertante acreditó sus conocimientos en las materias contenidas en el Índice que se le dio a luz”.
Queda claro que el aludido alumno que en opinión de Díaz Ortiz fue Bolívar, realmente fue el colegial Francisco Orueta, quien aprobaría con “conocimiento y expresión profunda y clara” los exámenes evaluados.
Volviendo a las tertulias caraqueñas de fines del siglo XX, no una sino muchas veces se le encomendó la tarea al Dr. Fajardo Astete, por parte de los hermanos Fuguet de darse la tarea de apelar a su condición de letrado graduado en la UNMSM e hijo del Cuzco, de investigar sobre la probabilidad de la existencia de un “Título de abogado” u otorgamiento de “Doctorado honoris causa” otorgado al Libertador por parte de esa casa de estudios. Sin embargo, como lo explicaba el abogado cuzqueño, casado con la hija de un diplomático boliviano destacado en Caracas: “he usado todas mis relaciones diplomáticas y académicas para encontrar mayores aportes al respecto, pero todo indica que la única evidencia clara al respecto es la que anota Valcárcel en 1951, donde habla de los “Recibimientos a San Martín y a Bolívar en la Universidad de San Marcos”. Que no eran otra cosa que un legado protocolar de la época de la colonia, es decir, ceremonias en honor al Virrey, quien solía investirse como “vicepatrono de la Universidad”, así como el arzobispado limeño. Valcárcel los llama: “suntuosos actos cortesanos de la academia limeña”.
En suma, la UNMSM no evaluó a Bolívar ni entregó título de abogado, tampoco entregó Honoris Causa al Libertador. Realizó un “Recibimiento” a la usanza de tiempos de la colonia, que se les daba a distinguidos ciudadanos, monarcas, altos funcionarios y gobernantes que visitaban o se instalaban en Perú.
El apoteósico “Recibimiento” se llevó a cabo el 3 de junio de 1826. Protocolarmente hicieron uso de la palabra, Francisco Urueta (22 años), quien en horas de la mañana fue evaluado por autoridades universitarias para la obtención del título de abogado y no Bolívar como algunos afirman sin sustento. Luego hizo uso de la palabra don José Joaquín Larriva, dedicándole a Bolívar su famoso “Elogio”. Por razones de salud éste último fue auxiliado en el discurso por el Doctor Muñoz Calero, quien finalizó el “Elogio” al Libertador. Al terminar de emitirse el “Elogio”, se lanzaron vivas al Libertador, emitidas por el Doctor Manuel López Lisson, las cuales fueron coreadas por los presentes.
Alterándose el protocolo, Bolívar tomó la palabra, agradeciendo a la UNMSM por la distinción (homenaje y recibimiento), sentidas palabras recogidas y publicadas por Vicente Lecuna, volumen III, página 771. Y como en tiempos actuales, cada 28 de julio, en ocasión de conmemorarse las festividades patrióticas peruanas, el mandatario de turno tras acudir al Congreso de la República a emitir su mensaje a la Nación, marca la retirada rumbo a Palacio de Gobierno, atravesando las históricas calles coloniales del centro de Lima, muchos de ellos a bordo de vehículos descapotables, otros, a pie, recibiendo el clamor y algarabía patriótica a su paso por las calles limeñas. Ese fue el paso histórico de Bolívar aquella tarde de “Recibimiento” protocolar, desde la Plaza de la Inquisición hacia Palacio de Gobierno.
La UNMSM no guarda registros contables de cuánto costó el acto de “Recibimiento” dedicado al Libertador, sólo se sabe que gran parte de los recursos de la ceremonia fueron financiados por el joven abogado Orueta.
Bolívar la madrugada del 3 de setiembre de 1826 saldría rumbo a Colombia, en un viaje sin retorno al entrañable Perú que le rindió sus máximos honores de la época, sólo rendidos a virreyes y máximos representantes del Rey de España. Dejó encargado del gobierno al Mariscal Santa Cruz, por decreto del día 1 — IX — 1826.
Finalmente, sobre Bolívar hay infinidad de afirmaciones que son parte de una especie de cuentos de leyenda. Sin duda, la inmensidad de su obra libertaria trasciende y se tejen historias más allá del heroísmo habitual al que estamos acostumbrados. De ahí que esta historia puede continuar elucubrando títulos para esta especie de super hombre que se adelantó a sus tiempos por la justicia y la libertad de nuestros pueblos.
Tal vez la guerra con Chile propició la extinción de algunos documentos históricos que faltan para terminar de armar el rompecabezas de la historia del Libertador a su paso por el Perú. Seguiremos investigando…
JCR
Unidad de Investigación de la Fundación Universidad Hispana. Algunos apuntes basados en el libro “Intelectualidad Bolivariana en tierra de los Incas”, escrito por JCR, y en conversaciones privadas con el Ex-Decano de la Facultad de Derecho de la UNMSM, Dr. Jorge Carrión Lugo, gracias al Dr. Arsenio Oré Guardia.