LA CALIDAD NO ES MERA COINCIDENCIA
“Deja la rosa en botón, que goce su verano”, expresaba el tío Miguel Lugo Rojas para apaciguar los ánimos en medio de las tertulias acaloradas del frio ambiente de Cerro de Pasco. Entre tanto, en la capital limeña se escuchaba un clásico “carajo” al mejor estilo de su padre, lanzado a los trabajadores de su fábrica por el no menos corajudo tío Pablo Medroa Soto.
Coincidentemente ambos andaban celebrando con sus respectivas amistades y familiares un año más de vida. Cada 25 de setiembre quizás los apellidos más renombrados del pueblo de Paucartambo confluyen en la celebración de sus hijos, que 84 años después se merecen una celebración extraordinaria. Aunque cuentan que este día era de escándalo mucho antes de esta generación ochentera, pues Don Aurelio Medroa también cumplía años un día después del día de primavera. Nuestro abuelo Isaías Carrión era el que se encargaba de armar la fiesta en el pueblo: llueve, truene o relampaguee, llegaba con su orquesta a la casa de Don Aurelio a cantarle el feliz cumpleaños.
Por esa vertiente de ideas emergen estas líneas de pensamiento, ahora donde las celebraciones son silentes, pues nada mejor que evocar con palabras a quienes ya pintan canas y son parte de la historia. “Miki Lú” como cariñosamente lo llamaban sus bohemios amigos, llegó a ocupar el sillón municipal del entrañable pueblo de sus ancestros. Toda aquella experiencia edil nació, como nacían las cosas por aquellos tiempos, en medio de interminables tertulias de bohemia. Lo esperaban en la muni: “Ticsho” Torres y “Machi lú”. Fuera de ella, los amigos incondicionales: “Shogo”, “Llasco”, “Amaco”, entre otros. Y los familiares: “Moshako lú” y Shipi lú” también celebraban. El pueblo lo diseñaban en medio de esa alegría, sin mayores protocolos ni preparaciones extraordinarias, pues por aquellos años eran labores ad-honorem, de corazón. Los presupuestos y proyectos nacían por iniciativa de los paisanos y se consolidaban en faenas de apoyo al municipio. Había que ser carismático y condescendiente con la comunidad para llegar a ser burgomaestre, y todo aquello lo reunía “Miki lú”.
En Lima, tras haber dejado todas aquellas vivencias de pueblo, ubicamos a un tío Pablo más acriollado, ya no sería más aquel “palitroque”, como cariñosamente lo llamaban en el pueblo. Ambientado a los desafíos de la capital, se fue consolidando empresarialmente desde tiempos del joven Belaúnde, atravesando por dictaduras como las de Velasco y Bermúdez, luego el retorno a la democracia una vez más con el arquitecto, Alan García I, la larga experiencia fujimorista, el tránsito de Paniagua, la era del cholo Toledo, Alan II, el supuesto viraje izquierdista de Ollanta, hasta llegar a PPK y Vizcarra; atravesar todos estos regímenes variopintos económicamente, a no dudar que le dan un valor a toda prueba a su labor empresarial. Actualmente cumpliendo con todos los protocolos por cuarentena su fábrica no para, nos revela el tío, aunque ya no pueda acudir a supervisarla presencialmente, como siempre lo hacía.
William Faulkner, novelista estadounidense, Adolfo Suárez, presidente del primer Gobierno español de la democracia, Christofer Reeve (el eterno Superman), Pedro Almodovar, Michael Douglas y Will Smith comparten fecha de onomástico con nuestros tíos de acero inoxidable. Definitivamente la calidad no es mera coincidencia.
PD.
Escrito: setiembre 25 de 2020.
Publicado: setiembre 25 de 2021.