MADURO: TODO ESTÁ FRIAMENTE CALCULADO O CONSUMADO

JORGE CARRION RUBIO
4 min readJul 23, 2024

--

Entre la ficción y la realidad

En los surcos de la historia, donde la intriga y la corrupción se entrelazan, el dictador venezolano, Nicolás Maduro, oculta su tesoro en las sombras de Turquía. Una fortuna que se estima en miles de millones de dólares, resguardada en cuentas secretas y mansiones suntuosas. La villa en las afueras de Estambul, como un refugio dorado, aguarda su huida.

El Tesoro del Dictador

Maduro, astuto y previsor, sabe que las elecciones del 28 de julio son su última carta. La oposición democrática, liderada por el señor González Urrutia, amenaza su reinado. Si las urnas fueran limpias, el resultado sería un descalabro para él: más del 60% para el candidato opositor y menos del 30% para Maduro. Pero la trama se complica.

La conexión libanesa, tejida desde los tiempos del Comandante Chávez, se extiende hasta Turquía. Tarek William Saab y Tareck El Aissami, pilares de esta red de intrigas, mantienen el vínculo ancestral. El Comandante, viajero incansable, gastó millones en escapadas internacionales, con la conexión árabe como su refugio preferido.

El fraude, como un telón oscuro, se cierne sobre las elecciones. Maduro lo ha insinuado: si no gana, habrá guerra civil. El mayordomo de la dictadura, Elvis, anunciará cifras ficticias: 58% para Maduro, menos del 40% para González Urrutia. Pero los venezolanos, hartos de sufrir, no aceptarán el engaño. No volverán a empacar sus maletas y huir.

Lula Da Silva, voz sabia, advierte: “El baño de sangre es un mito. Quien pierde, se va con votos, no con sangre”. Maduro debe aprender: ganar implica quedarse, perder implica partir. La normalidad solo regresará con un proceso electoral respetado por todos.

Dentro de la cúpula, movimientos telúricos se gestan. Deserciones, conspiraciones, la salida inminente. Maduro no quiere repetir la historia de Chávez en 2002. El poder, como un espejismo, se desvanece. ¿Quién será el próximo en ocupar el trono? El destino, caprichoso y cruel, lo decidirá.

En los recovecos de la historia, donde la intriga y la ambición se entrelazan, se alza la figura de Hugo Chávez, el punto de partida de la dictadura en Venezuela. Su ascenso, democrático en apariencia, se tornó en tiranía. Los militares, auscultando su demencia por el poder, como titanes desconfiados, lo forzaron a renunciar. En la isla de Orchila, bajo presión, Chávez firmó su rendición y fue conducido a un calabozo.

El Dilema del Dictador

Chávez, acorralado, temió la muerte. Suplicó hablar con Fidel Castro, su aliado en las sombras. Dos condiciones, como monedas de cambio, escaparon de sus labios: un avión hacia La Habana y siete millones de dólares en efectivo. No había plan B, no había escape preparado. Chávez, el titiritero de la revolución, se hallaba atrapado.

Maduro, su sucesor, aprendió de aquel episodio. En abril de 2019, con Leopoldo López y Juan Guaidó aún en Caracas, urdió una conspiración. La insurrección, como un fuego incipiente, se encendió. Pero la traición, como un veneno, se filtró entre los conspiradores. Algunos, cobardes en la hora undécima, se replegaron. La rebeldía moral, en nombre de las libertades robadas, se desvaneció.

Maduro, más astuto, estuvo a punto de escapar. El avión presidencial, como un corcel alado, esperaba. Los rusos, sus aliados, le dijeron: “Quédate, lucharemos contigo”. Y así, entre intrigas y lealtades, Maduro permaneció. La conexión libanesa, tejida desde los tiempos del Comandante, persistía.

Pero su sed de poder no cede. Maduro, como un Fausto moderno, busca perpetuarse. Las elecciones, manchadas por la proscripción de candidatos opositores, son un fraude de origen. María Corina Machado, excluida de la boleta electoral, es un símbolo de la injusticia. Y Elvis Amoroso, el lector de boletines, es un títere ciego.

El fraude, como un espectro, se cierne sobre Venezuela. Las máquinas electrónicas, manipuladas por manos invisibles, dictarán cifras ficticias. Maduro, el titiritero de hoy, escribe su propio destino. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que le salga barba como a Fidel?

Se vislumbra un escenario incierto. El fraude, como un veneno que corroe la dignidad, se cierne sobre Venezuela. Hasta en las calles limeñas, una madre venezolana a la deriva no deja que retraten a su hijo recibiendo un apoyo humanitario porque tiene miedo que Maduro le quite su casa en Venezuela: “Si se enteran me la quitan, es más tengo que viajar a votar por Maduro, porque de lo contrario pierdo la casa, dice mi hermana”. Imagínense las fauces amenazadoras del monstruo llegan desde el Caribe hasta tierras incaicas. No tiene límites. Pero ¿qué sucederá después de todo este cuadro de dramas humanitarios? ¿Quiénes alzarán la voz contra la tiranía de Maduro?

El Despertar de la Conciencia

Algunos, cercanos o no al dictador, podrían rebelarse. Lula, Petro y otros, hartos de la insolencia moral, podrían decir: “Basta”. La mansión en Turquía, los miles de millones robados, la jubilación dorada, todo se desmorona ante la indignación. ¿Quién se atreverá a enfrentar al monstruo?

Los venezolanos en el exilio, millones de almas desterradas, anhelan votar. Pero el fraude, como un muro infranqueable, les cierra el camino. ¿Aceptarán el sapo crudo del engaño? ¿O vomitarán la injusticia? La calle, agitada por la rebeldía popular, no basta. Hará falta algo más.

¿Quiénes podrían cambiar el rumbo? Quizás los mandos militares, inquietos, desafectos, con un atisbo de dignidad. Quizás aquellos ligados a Gustavo Petro o Lula Da Silva, países afectados por la crisis venezolana. ¿Un golpe de mano desde las entrañas del monstruo? ¿Una conspiración que eche a Maduro y Cabello del poder?

La esperanza, como un fuego frágil, arde. Venezuela, tras 25 años de oprobio y tiranía, merece rescatar sus libertades. El destino, caprichoso y cruel, dictará su veredicto.

Entre la ficción y la realidad, JCR, Julio de 2024

--

--

JORGE CARRION RUBIO
JORGE CARRION RUBIO

Written by JORGE CARRION RUBIO

Soy tal vez aquella brisa que acaricia tu existencia, es decir, escritor, poeta, periodista, hombre de a pie. Si me buscas en google reconocerás mis pasos…

No responses yet