NICOLÁS MADURO: CRÓNICA DEL FINAL DE UN DICTADOR

JORGE CARRION RUBIO
7 min readMar 29, 2020

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“… Se han comenzado a dar los primeros desenlaces, jugadas estratégicas que han puesto en jaque al régimen de Maduro, que a no dudar juega con las negras. Habrá que esperar si se consolida el jaque mate. Los expertos dan por hecho el triunfo de las blancas, los fanáticos dicen lo contrario, apelando a los rusos, expertos en este tipo de juegos…”

No hay que ser agorero o saber leer una bola de cristal para predecir el final del dictador venezolano Nicolás Maduro Moros. Sin duda, va por el camino de los más sanguinarios caudillos de la historia contemporánea.

Puede terminar cual Sadam Husein que apenas tuvo tiempo para ordenar sus pensamientos murmurando una plegaria que invocaba el nombre de Mahoma cuando su verdugo jaló de la palanca que lo precipitó al vacío, colgado de una soga. Su cuerpo quedó balanceándose ante la mirada del mundo que desde cualquier monitor o celular fue testigo de su decapitación decretada por el propio pueblo irakí.

El día que desaparezca Maduro, no nos extrañe leer relatos similares a éste o a los que describen la captura de Bin Laden, a quien el propio ejército pakistaní había capturado y finalmente entró en contacto con el pentágono para entregar al líder de Al Qaeda. Un alto cargo del ISI -el servicio de inteligencia militar de Pakistán- hizo presencia en las oficinas de la CIA en Islamabad para decírselo, en agosto de 2010. La persona, cuyo nombre no desvela la fuente, sólo quería dinero, y ahora vive en Estados Unidos, donde trabaja como consultor de la CIA.

Sin embargo, las últimas pataletas de ahogado del caudillo castro comunista, indican que anda refugiándose en diferentes bunkers del Fuerte Militar “Tiuna”, pero no descartamos la idea de que comience a alejarse de los militares, debido a la última asonada militar por la liberación de Venezuela (30 de abril), como mejor alternativa para no caer en una muerte a lo Bin Laden, lo cual lo conduciría hacia la población civil, hacia sus “colectivos” y su “milicia bolivariana”, donde su final estaría más cercano al del líder Libio Muamar Gadafi.

A Gadafi los milicianos leales al Consejo Nacional de Transición (CNT) aseguran que lo encontraron escondido en un agujero y que le dispararon cuando intentó huir. Sin embargo, posteriormente, como siempre la tecnología se encargaría de ampliar el viacrucis del dictador Libio, quien al parecer no habría muerto tan rápidamente, sino que habría recibido un disparo en la cabeza, razón por la cual se le ve trasladado brutalmente por rebeldes libios sobre el capó de un vehículo, ensangrentado, sin casi poder mantenerse en pie, aunque consciente. El coronel es posteriormente rodeado por numerosos revolucionarios que zarandean su cuerpo e introducen en un camión. Luego el CNT informó que Gadafi murió de unos disparos en la cabeza y en el abdomen, cuando estaba bajo custodia, tras ser golpeado atrozmente por el propio pueblo libio.

El encono que respira el pueblo venezolano contra el último de sus caudillos es similar o quizás peor al del pueblo irakí, pakistaní o libio, de tal suerte que no nos extrañemos que esta crónica de una muerte anunciada se produzca en dimensiones mucho más atroces que las que podemos vaticinar, toda vez que en su intento por salvarse, Maduro y sus cubanos, intentan involucrar a rusos, chinos e iraníes.

Lo que parece inevitable es que ante una caída del régimen castro comunista y militarista venezolano, tal es la animadversión que se ha ganado el tristemente célebre líder chavista, que dificultamos que quienes logren su captura puedan evitar un final a lo Gadafi, Bin Laden o Sadam Husein.

Estas líneas las escribí hace exactamente un año. Ahora en plena pandemia sanitaria desatada por el mundo, se acaba de confirmar la noticia que el alto gobierno de Venezuela tiene una millonaria recompensa monetaria por su identificación y captura, ofrecida nada más y nada menos por los Estados Unidos de América. La misma que incluye al pez gordo, Nicolás Maduro como jefe de una organización internacional criminal narcoterrorista.

Da la impresión que nos acercamos a un final a lo Noriega para Maduro. Sin embargo, la supuesta revolución bolivariana tiene aliados a los que sin duda volverá a recurrir el líder chavista. Rusia, uno de ellos. Pero la pregunta que todos se hacen es por qué ahora en plena crisis pandémica por la que atraviesa la administración Trump y el mundo recién se confirma y oficializa esta persecución, si ya en el 2015 los sobrinos del mandamás venezolano habían sido capturados por problemas de narcotráfico. ¿Por qué ahora? La respuesta es, o estamos ante una conspiración perfectamente coordinada por el gobierno de Estados Unidos, o ante un problema de falta de coordinación entre las muchísimas agencias y organizaciones estadounidenses que están operando en este campo que simplemente han alargado burocráticamente este momento, que obviamente debió ocurrir hace muchísimo tiempo. Lo que uno no debe dudar es que los Estados Unidos han hecho esta lista ofreciendo millones de dólares por la identificación y captura de la cúpula madurista, no sin tener antes una montaña de evidencias de hechos criminales asociados a su conducta. Es casi imposible imaginar que esto sea producto de unos burócratas en Whashington que le inventaron a Diosdado Cabello, al Presidente del Tribunal Supremo de Venezuela, al Ministro de Defensa, al Presidente sucesor de Chávez, alegremente unas conductas criminales. La verdad es que detrás de cada uno de estos personajes hay un sinnúmero de evidencias de actividades criminales que tienen los abogados del régimen norteamericano, que en su momento saldrán a relucir.

Ya el exgeneral venezolano Cliver Alcalá se acaba de entregar este viernes a las autoridades colombianas y viajará a Estados Unidos para colaborar con la justicia. Se ofrecía por su captura la módica suma de 10 millones de dólares. Éste podría ser un indicio que estamos acercándonos al final del régimen madurista, pese a que es de conocimiento público que este exgeneral fue muy cercano a Hugo Chávez durante su ascenso al poder en los años 90, y que en el 2016 se convirtió en uno de los primeros altos jerarcas chavistas en criticar a Maduro y por eso declaró a varios medios que estaba sorprendido por ser parte de la lista de la DEA. Tal vez intentaba enmendar la plana este ya célebre general, pero como dirían en Venezuela, igual “tarde piaste pajarito”.

¿De darse la estocada final al régimen narcoterrorista y forajido de Nicolás Maduro, Venezuela estaría preparada para llenar un necesario vacío de poder con un régimen transitorio que encamine al pueblo hacia un proceso electoral libre y democrático, o estaríamos ante la posibilidad de un enfrentamiento militar castro comunista o guerra civil como tantas veces el caudillismo chavista amenaza y chantajea, con una especie de Libia en Sudamérica?

El ejército bolivariano tendría que dividirse en dos, como pasó con el ejército de Muamar Gadafi en Libia. Hay síntomas de ello en los cuarteles debido a la excesiva infiltración cubana en las fuerzas armadas bolivarianas que habría desatado fobias internas, y podría pasar que así como una parte del ejército libio fue apoyado por Rusia y otros países del medio oriente, así también estas huestes chavistas reciban ese tipo de apoyo, y otra parte del contingente militar disidente sea apoyado por fuerzas norteamericanas, que para el caso de Libia, fueron las Naciones Unidas y Europa. En Venezuela ese escenario sería muy difícil de configurar, ese tipo de apoyos peor, máxime en medio de una coyuntura sanitaria mundial que tiene a las naciones del mundo en otras urgencias. En cuanto a la posibilidad de tener dos fuerzas militares en la brega, hay que recordar que sólo el régimen de Maduro cuenta con el privilegio de las armas, pues para la oposición no hay fuerzas armadas aliadas, al menos, no hasta ahora.

Sin embargo, ante una estocada final al régimen de Maduro por esta orden de captura internacional, que fácilmente puede darse por un mercedario o grupo de militares disidentes ante el botín de los millones de dólares que se ofrece, uno aspiraría a que se instale un régimen transitorio que permita acercarse a unas elecciones libres y realmente democráticas, con observación y monitoreo internacional. Y por aquí, a propósito de este tipo de experiencias electorales, tal vez no se ha reparado en un personaje muy allegado a la cima del poder venezolano desde tiempos de Chávez, que extrañamente no figura en la lista de los más buscados. Nos referimos a Jorge Rodríguez, actual Ministro de Comunicaciones, quien alguna vez presidió el consejo supremo electoral venezolano. Y tampoco está en la lista su hermana Delcy, quien funge como Vicepresidenta. ¿No será que en esos constantes viajes que realizara a Nueva York Rodríguez haya sido contactado por el servicio de inteligencia norteamericano?

Maduro, Cilia y todos los que figuran en la millonaria lista de los más buscados, no podrán dormir de sólo pensar en el por qué su vicepresidenta y su experto en convocatorias electorales no han sido considerados por los fiscales americanos. No será que han sido elegidos para ese probable gobierno de transición, como amortiguadores para evitar una Libia o guerra civil venezolana, de caer el dictador.

Bueno, las cartas han sido puestas a la mesa, pero esto es más que un juego de naipes, es definitivamente un tablero de ajedrez donde se han comenzado a dar los primeros desenlaces, jugadas estratégicas que han puesto en jaque al régimen de Maduro, que a no dudar juega con las negras. Habrá que esperar si se consolida el jaque mate. Los expertos dan por hecho el triunfo de las blancas, los fanáticos dicen lo contrario, apelando a los rusos, expertos en este tipo de juegos. El reloj no se detiene, no perdona, porque hay que recordar que en el ajedrez se pierden las partidas no sólo por los mates, sino por el tiempo.

Desde que comenzó esta partida ajedrecística, allá por los años 90 cuando Chávez dio su contrapunteo político anticapitalista, sentía que se trataba de un acto impenetrable, como en efecto es el ajedrez: el mutismo y las miradas fijas decoraban sus esporádicos movimientos. Era imposible mayor quietud, mayor hondo aislamiento entre ambos contrincantes. Tiempo después se añadió la estrategia como plusvalía, pero no como atractivo, se dijeron de todo, pero las negociaciones siempre continuaron, nunca se cerró el chorro del petróleo. Hoy aún experimentamos la aridez de las pisadas de uno y otro, en medio de un pueblo que exige premura: el ajedrez se sumerge en los confines congelados del más puro intelecto ¿alguna vez la lucha fue más perfecta y a la vez imperfecta?

JCR

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Soy tal vez aquella brisa que acaricia tu existencia, es decir, escritor, poeta, periodista, hombre de a pie. Si me buscas en google reconocerás mis pasos…

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