NOTAS EN CUARENTENA
PERIODISTAS S.O.S.
Rosa Haydee Menacho Vilca es una periodista que vino a Lima confiada en la buena fe de la agrupación política FREPAP, a desempeñar labores comunicacionales para el congresista Isaías Pineda Santos. En plena cuarentena esta agrupación política y su tristemente célebre congresista han dejado a la deriva, literalmente en la calle a esta dama trujillana. He aquí el testimonio de una de las miles de historias que acontecen más allá de los discursos de aislamiento social, del emblemático ¡quédate en tu casa!… ¿cuál casa nos preguntamos muchos, como Rosa Menacho?
OÍDO AL TAMBOR EDIL
Claudia López, Alcaldesa de Bogotá, le da una lección de sentido común y humanidad a Jorge Muñoz, Alcalde de Lima, entre otros burgomaestres latinoamericanos, sobre qué cosas debe defender, salvaguardar y exigir un funcionario público edil no sólo a su gobierno central, sino a sus ciudadanos, incluidos primordialmente los empresarios que no mueven un dedo por la salud y hambre del pueblo de a pie.
CORONATRIPAS
Si en el primer mundo un taxista no puede vivir esperando que el gobierno se acuerde que él también está vivo, y se ve obligado a recorrer las calles de Nueva York para ganarse el pan de cada día en medio de la pandemia, imagínense Uds., que pueden decirnos nuestros taxistas de acero inoxidable que hacen de tripas corazón y salen a las calles limeñas, igual de contaminadas por el coronavirus, en los limitados días y horarios que el sistema anti covid, se los permite. Ni hablar del 80% de trabajadores informales que gravitan en las economías subdesarrolladas de nuestro continente. Para ellos no hay un “quédate en casa” que valga, porque hay que agenciarse a la vida día a día, centavo a centavo, de lo contrario te mata el “coronatripas”.
Suenan bien los discursos presidenciales, sin duda. Ahora los peruanos andan de luna de miel con la verborrea de Vizcarra, como alguna vez se hipnotizaron con Garcia Pérez, pero cuidado con caer en el encantamiento “chabestia” que día a día te habla de una guerra contra un enemigo invisible, mientras sus arcas personales de los cuatro gatos que dominan el sistema, se llenan a nombre de la reivindicación del pueblo pobre. Cuidado con firmar contratos, hacer compras subvaluadas, pagar sueldos excesivos a quienes controlan la corrupción (para que se queden callados), adquirir equipos desfasados y salir tranquilamente a hablar de la lucha contra el enemigo invisible, y no contarle al pueblo pobre que este tipo de actos serán castigados, como debe de ser, con una sentencia mayor a lo normal, por cometerse el delito en tiempos de crisis pandémica.
Bueno, no queda más que insistir en darle fe a la esperanza de que los que creen que pueden quedarse abrazando sus riquezas para siempre, deben entender y ser más solidarios con las poblaciones vulnerables, pues como diría Kennedy: “Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”.
MI DESCRUCIFICADO JESÚS
Hoy que aún sientes el peso de la cruz
Y que intentas ponerte de pie,
He venido a llevarte conmigo
A cargar mi peso existencial
Con tu luz.
He venido con mi máscara
Y mis guantes,
Para no contagiarte mí desgracia
Para no herirte en la herida,
Dolerte en el dolor
Matarte en la muerte.
He venido en el 20, 20,
Como estaba escrito
A clamarte, vente, vente…
Jesucristo!
Hoy domingo de resurrección
Sé que aún te duele el dolor,
Te calla el silencio,
Te ahoga la sed,
Te inunda el vacío.
Señor, tu máxima creación
Ha vuelto a su caverna,
Y con ella ha vuelto el amor,
Pero aún hay odio, egoísmo,
Indiferencia.
Sin embargo, has vuelto tú mesías,
Descolgado, desclavado de tu cruz,
Y vuelves por aquel pan de cada día,
Que tanta falta le hace a la mayoría.
Vuelves en tiempos de cuarentena,
No para encarcelarnos a pasar hambre
Sino para sanar nuestras heridas,
Para acompañarnos,
Para darnos fe y esperanza,
A los pobres, pobres,
Materialmente pobres,
Pero ricos con tu espíritu.
Para hacer tu camino al andar
Y aunque todos nos culpen
De andar y andar
Repartiendo el mal,
En tiempos donde nadie puede,
Nadie debe, salir, salir,
Y morir.
Sólo tú, oh Dios creador, sabes,
Que si no muriera yo,
Otro rico tomara esta cremación,
Pues soy un pobre andador…
a dónde iré a parar…
A una fosa común?
Perdón, en verdad os digo,
No moriré!
Como no lo has hecho tú
Mi descrucificado Jesús.
Como nos has preparado tú
Mi eterno Rabí.
JCR
DESDE MI CORAZÓN…
OLIMPIADA 2020–2021
Me resisto a creer que fue mi amigo el chinito aquel
Con quien tantas veces sonreí con su sonrisa,
La causa de que los próximos juegos olímpicos,
Las reuniones, los paseos,
Las clases en los claustros estudiantiles,
Los afanes en los buses, metro, cines, mercados,
Entre otras cosas, la vida,
Ya no sea la misma…
Me resisto a creer que después de aquel
Beijing espectacular,
Y a puertas de un
Tokio descomunal,
Una vez más con ese mismo rictus,
Alguien se atreva a decir,
Aunque sea solo un decir,
Que fue la ambición material de Xi Jimping
Y no el azar maquiavélico de la ciencia
Que a nombre de Dios.
Quiere dominarlo todo,
La culpable de toda esta pesadilla.
Me cuesta creer que aquella melodía asiática
Aquellos niños saludando a todas las razas y credos del mundo
Aquellos mandatarios que acudieron a la cita olímpica
Embriagados de alegría en las tribunas,
Como George, no de la selva, sino del imperio,
Y Lula Da Silva, sí, el Santa Claus amazónico.
Y las inmensas delegaciones de atletas,
Americanos, Europeos, Africanos…
Ahora se vean extinguidas por un virus universal.
Me resisto a creer, y no me enojo,
Que se haya propiciado adrede.
En la milenaria China,
Como en la espectacular patada
De Bruce Lee en El Gran Jefe,
Cuando ofendió al Japón en plena guerra.
Ya lo dijo el dragón alguna vez,
La posesión de cualquier cosa comienza en la mente.
Y no creo que a nombre de una brutal pandemia
Se tenga en mente poseer conciencias.
Despertaremos hermanos,
Y la vida volverá,
Regresará el dragón a sonreírnos
Ya lo verán,
Con aquellos mismos ojos rasgados,
Con la vitalidad de siempre,
Con nuestro Dios
Que todo lo puede…
UN ARADOR MÁS…
Hoy jueves, me he puesto a la fuerza mi existencia
Y aún recuerdo amanecer chacchando
Y orando a Cristo crucificado.
Y en nuestras casitas,
Comiendo dulces,
De calabaza, humitas, bollos
Y las infaltables guagüitas.
Señor, hoy he venido con mi huallqui y mi ishkupuru
Con mi hoja de coca y mi calcita,
Quiero imaginar que es jueves santo,
Y que soy un arador más de estas tierras,
Pues aún recuerdo la lluviecita,
La pista no asfaltada,
El barro literal,
Y los pies descalzos
De los viernes santo
Y santos varones…
Nadie ha de dormir hasta el domingo,
Hasta escuchar cantar a nuestros gallos,
Y lo más grande,
Recibir la hermosa noticia
de nuestro Señor resucitado!
Todos esperamos esa misa,
Esa resurrección,
Ese abrazo inmenso
Esa ansiada y dulce caricia existencial!
EN EL DOLOR HERMANOS!
NEW YORK, NEW YORK, ON THE AIR…
Aún las torres gemelas andaban de pie y las emisoras, como podrán apreciar, comenzaban a computarizar sus sistemas. Todo era armonía en la Quinta Avenida, hasta el imponente árbol de Navidad de casi 20 metros de alto y 10 de ancho que suele adornar las puertas del Rockefeller Center todavía estaba vivo, hacía poco había sido nochebuena y año nuevo en el incipiente siglo XXI. Niños y jóvenes patinaban en el hielo literal y artificial de la Gran Manzana.
Alcancé a entrar y orar por unos instantes a Saint Patrick Church, la Catedral de San Patricio, incluso luego, en los meses subsiguientes fui testigo del luminoso verdor y algarabía Irlandesa celebrando el día de Saint Patrick. Limosinas descargando algún sultán o jeque árabe a las puertas del Empire State Building o del Manhattan Club Hotel, muy cerca del mítico Central Park, me recordaban que estaba en el primer mundo. Sin embargo, algunos artesanos y vendedores ambulantes en plena Quinta Avenida me decían que también el tercer mundo convivía con ellos. Y la multitud de gente de todas las razas desbordando el Grand Central Station, terminaba de probarlo.
Hoy que toda aquella infraestructura anda deshabitada producto de la pandemia del Covid 19, y que la tierra trasciende a sangre amada, no me queda más que recordar a mis seres queridos que radican por estas latitudes y desear que estén a salvo, cobijados en sus herméticas residencias, al amparo del creador que todo lo puede. Como aquella vez que hizo posible que conociera a unos hermanos a quienes siempre los llevo presente.
A Dios gracias ya las temperaturas bajo cero andan en retirada, dando paso a la primavera y verano. Ya no será necesario salir a la medianoche en búsqueda de combustible para reactivar la calefacción de la casa sin que se den cuenta los inquilinos. Tampoco habrá que echarle sal a la vereda para evitar que algún parroquiano o vecino dé un mal paso y se saque literalmente la “michi”, quedando uno como dueño de casa endeudado de por vida. Ya no habrá días secuestrados por el hielo sin poder salir de casa, al menos hasta el próximo invierno. Aunque el literal secuestro ahora haya sido reemplazado por un virus maquiavélico y nuestros normales pasamontañas hayan sido cambiados por mascarillas quirúrgicas. Aun así se asomará el verano con el creador a cuestas que todo lo puede, y volverá el milagro de la vida a apoderarse de la tierra.
Y volveré a Manhattan, sin duda, donde estuve a punto de casarme por papeles, a buscar a aquella súper gorda cubana y decirle, mira chica, ya tengo los dólares que me pedías, ya estoy listo para la boda ficticia, para las fotos maritales, para obtener mi Green Card, para hacerme ciudadano americano, ya estoy listo para quedarme. Y luego, cuando alguien me pida que me divorcie, le responda, como lo hacía una adorable tía, allá en la tierra del tío Sam, para qué me voy a divorciar, si todo fue un engaño, irreal, como las torres gemelas. Yo siempre seré del tercer mundo, de mi familia y de mis hijos. Un abrazo inmenso familia, del tamaño de la Estatua de la Libertad!
SE LO LLEVÓ EL CORONA
Allá en el caribe venezolano lo saqué al aire en varias ocasiones y la idea era que así como Julio Jaramillo alguna vez no sólo fuera a cantarles a los caraqueños, sino incluso a vivir muchos años de su vida a orillas del Mar Caribe, así también una voz tan melodiosa como la de Carlos Tito que ya la irradiaba constantemente en mis programas, viajara para presentarse en las tascas y bares rockoleros de la ciudad. Lamentablemente la moneda devaluada del Bolívar hizo imposible que ello sucediera, pese a que tenía un poco de fans que estaban esperando esa travesía. El tiempo fue pasando y agudizándose el sistema socio-económico comunista que imperaba en la otrora Venezuela saudita, tanto así que en lo particular, nos vimos obligados a emigrar a Perú, y digo emigrar porque de mi clan familiar era el único peruano retornante.
Mientras se consolidaba el complejo retorno familiar conversé no una sino muchas veces con Carlos Tito, en el aire y fuera de él. Las veces que conversamos fuera del aire había un plan de retorno vía terrestre que contaba con su apoyo al llegar a territorio ecuatoriano para que con su carrito, decía él, darle un aventón a mi familia hasta la frontera peruana. Eso sí, siempre me recordaba que lo anote en su agenda para unas presentaciones en Lima.
El plan estaba listo pero no se llevó a cabo al pie de la letra porque a la postre nuestro retorno fue vía aérea. No fue necesario el aventón de Huaquillas a Tumbes, aunque siempre le agradecí el gesto. Una vez ya reinstalado en Perú, la invitación a Lima continuó en la agenda. Así llegó diciembre de 2016 y Carlos Tito ya estaba en el aire, en Moderna, Radio “papá” con María Elena Rivero, en Radio Miraflores con Dante Diaz Wong, en el Club de la Unión y Plaza Mayor, cantándole a los limeños.
Quedó comprometido en hacer más temas peruanos y lo cumplió allá en Guayaquil tras su retorno. No pudimos volver a traerlo a tierras limeñas porque la crisis migratoria de nuestros hermanos caribeños agudizó el sistema laboral peruano, pero le llegamos a entregar el reconocimiento “Chasqui de oro”, en honor a su valioso aporte como cantautor a la música romántica que nos une.
Aún recuerdo aquella tarde en Larcomar donde grabamos las imágenes de un tema del Cholo Berrocal, a quién Carlos Tito quería mucho. Días previos habíamos grabado el audio del tema en Radio Exitosa, no quería retornar a Guayaquil sin un nuevo tema dedicado a los peruanos. Así era y seguirá siendo Carlos Tito, grande como sus despechados temas, inmenso como el Océano Pacífico que une a dos países hermanos. Un abrazo eterno amigo y nuestras más sentidas condolencias a su familia y amistades. Q.E.P.D.
REFLEXIONES SOBRE EL PARQUE KENNEDY
Afirma Bryce: “Que el genial Vallejo me perdone, pero también hay golpes de suerte en la vida, tan fuertes… Yo sí sé” (Permiso para vivir. 1993).
Atesoro muchísimo la reciente mañana en el Parque Kennedy, cuando por cosas de la vida descubrí a través del lente de mi amigo Michael, que hacía muchos años me dedicaba a retratar a los demás, pero no a posar para un lente fijo y en un lugar tan cosmopolita como el Parque Kennedy.
Desde aquel mirador, me pareció verlo cruzar a la distancia, al gran Julio Ramón Ribeyro, intentando agarrar un taxi, con su andar cansino y su escuálida figura. Y más allá a Bryce Echenique, tambaleándose de un lado a otro, con su fama de acaudalado bohemio de Whisky en las rocas. Y pensar que aquel libar whisky y delgadez en estos tiempos, ahora a esta hora, en alguna parte del caribe implican oligarquía, en medio de un atragantamiento de salivas que reemplazan el almuerzo de miles de seres humanos en nombre de la tan mentada revolución.
Por cierto, esta locación supone esa prestancia económica en la Lima del Siglo XXI, al extremo de hallar el parqueo de las calles aledañas al emblemático Parque Kennedy, literalmente tomadas por la Municipalidad Distrital, disque para embellecer el ornato de la ciudad y de pasada para clavarle al parque automotor una regalía 7 veces superior a la anterior que sólo era de una monedita de a sol.
Hay alguien que ha cobrado millones de regalías en las narices del hombre de a pie, el alcalde de Miraflores, o en otras palabras, como diría Vallejo: “hay alguien que ha bebido mucho, y se acerca y aleja de nosotros como negra cuchara de amarga esencia humana, la tumba, y menos sabe ese oscuro, hasta cuando la cena durará”.
En suma: “No importa si la bota que te pisa es la izquierda o la derecha, simplemente te está pisando…”
Traté de reflexionar sobre literatos, pero terminé arropado por las implicancias políticas que devienen de unas ordenanzas edilicias bastante contradictorias. Será Kennedy que desde el infinito me recordó: “Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos”.
Y SI DESPUÉS DE TANTAS PALABRAS, NO SOBREVIVE LA PALABRA..-
¡Y si después de tántas palabras,
no sobrevive la palabra!
¡Si después de las alas de los pájaros,
no sobrevive el pájaro parado!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo y acabemos!
¡Haber nacido para vivir de nuestra muerte!
¡Levantarse del cielo hacia la tierra
por sus propios desastres
y espiar el momento de apagar con su sombra su tiniebla!
¡Más valdría, francamente,
que se lo coman todo y qué más da…!
¡Y si después de tanta historia, sucumbimos,
no ya de eternidad,
sino de esas cosas sencillas, como estar
en la casa o ponerse a cavilar!
¡Y si luego encontramos,
de buenas a primeras, que vivimos,
a juzgar por la altura de los astros,
por el peine y las manchas del pañuelo!
¡Más valdría, en verdad,
que se lo coman todo, desde luego!
Se dirá que tenemos
en uno de los ojos mucha pena
y también en el otro, mucha pena
y en los dos, cuando miran, mucha pena…
Entonces… ¡Claro!… Entonces… ¡ni palabra!
César Vallejo