PERÚ: ENTRE CORRUPCIÓN Y VIOLENCIA
Las cosas están más graves de lo que parecen, no hay peor ciego que el que no quiera ver. El reciente incidente en el que los periodistas de América Televisión a manos de supuestos “ronderos” cajamarquinos, fueron obligados a emitir un mensaje condicionado a través de un flash informativo a cambio de su libertad, es un claro indicio del retorno de la violencia y el terrorismo en el Perú.
Este 6 de julio de 2022 debemos anotarlo en el historial peruano como el retorno de elementos y acciones que no se veían desde tiempos de Abimael Guzmán y Víctor Polay Campos en tierras incaicas. Los elementos sediciosos utilizan la zona de los ronderos y bajo esa coraza secuestran a dos periodistas que ejercen sus labores de prensa, apareciendo en escena con sus clásicas amenazas delictivas contra la democracia, obligándolos a emitir un comunicado condicionado por ellos como flash informativo interrumpiendo la programación habitual del canal.
Si bien es cierto que en este escenario subversivo los ronderos aclaran no estar inmersos a través de un pronunciamiento público, también es verdad que el comunicado pretende advertir que las rondas campesinas pueden tomar este tipo de acciones a nombre de la ley y del estado, sin mayor reclamo de nadie, lo cual es un claro síntoma del retorno a la barbarie, como en tiempos de Sendero, en el que se declaraban territorios como “zonas liberadas”.
Y lo que es peor, el premier Aníbal Torres emite unas declaraciones en la propia zona de ronderos, manifestando: (Las rondas campesinas) combatieron el delito real y efectivamente, desapareció al abigeato, el robo, los delitos contra el patrimonio en general, la violencia contra la mujer”, y luego sentencia: “Ya quisiéramos que nuestras fuerzas policiales y nuestras fuerzas armadas brindaran la misma seguridad a todo el país”. Este discurso rememoró aquél de Alan García Pérez en Ayacucho, donde elogió la “mística y entrega” de los senderistas en mayo de 1988, que para aquél momento fue calificado como apología del terrorismo. Y poco tiempo después de aquél año su gobierno paradójicamente encubriría las atrocidades de Cayara. Esperemos que no se nos venga un innovado Cayara próximamente.
Es decir, se viene configurando paralelismos históricos con tiempos subversivos que creíamos haber superado en el país. De tal suerte que al Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CC.FF.AA.) se le presentaron dos alternativas: o aceptar una falta real y efectiva en el combate contra el delito por parte de la institución castrense y policial, como lo acusa públicamente el Presidente del Consejo de Ministros, y proceder, en consecuencia, a la renuncia del alto mando militar y policial, como mínimo; o ir hacia una segunda vía más frontal, encarando el desplante emitido por el tristemente célebre Premier y poner los puntos sobre las íes de la institución militar y policial, en salvaguarda de la democracia, como lo explica un reciente comunicado castrense.
Estamos pues, ante un contrapunteo de fuerzas armadas por la ley y el orden frente a otras amparadas por el caos y el desorden impuesto por los nuevos huéspedes del poder político de turno. Todos ellos confabulados directa o indirectamente en actos de corrupción que se vienen investigando a nivel del desprestigiado poder judicial peruano. Se anuncian marchas y contramarchas en medio del subdesarrollo y crisis mundial a nombre del hambre del pueblo. Sin duda, esta película ya la hemos sufrido y es el pueblo de a pie el que paga las consecuencias.
Sin embargo, esta modalidad de acceso al poder no es una exclusividad peruana, es parte del viraje que ha tomado la ultra izquierda en nuestro continente. Años atrás había que tomar las armas con las manos y pasar a la clandestinidad para enfrentar al imperio. Pero ante los fracasos constantes que este tipo de intentonas subversivas sostuvieron en nuestros países, quedó claro que el camino más adecuado para llegar al poder es participar de los procesos democráticos con líderes identificados con el pueblo pobre y con promesas utópicas. Echemos una mirada a nuestros vecinos para finalmente terminar diagnosticando si realmente el mal que afecta a nuestro amado Perú tiene que ver con una llegada al poder de estas características, o simplemente se trata de un grupo de pillos que utilizan esta plataforma política de moda en América Latina para realizar sus fechorías.
VENEZUELA: Cada uno con sus matices de carácter civil, político o militar aparece en el escenario Latinoamericano, como es el caso del comandante Hugo Chávez Frías en medio de la Venezuela bipartidista que cada cinco años cambiaba regímenes entre el partido Social Demócrata “Acción Democrática” y el partido Social Cristiano “COPEI”, es decir, entre los desgastados y cuestionados líderes civiles Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera. Allí se generó el clamor del pueblo pidiendo mano dura y llevando al poder al Comandante Chávez y sus huestes. Una vez en el poder había que hacer las leyes a la medida del nuevo régimen a través de una carta magna renovada. Luego, “hecha la ley, hecha la trampa”: reelección indefinida y atornillamiento en el poder, a la fecha, por más de 2 décadas. Si hay que pasar hambre, es parte de la revolución, aunque sólo sean los líderes los que la pasen bien.
BOLIVIA: Hacia Bolivia se hacía indispensable la figura indigenista en el clamor del pueblo liderada por el sindicalista Evo Morales Ayma y así aconteció en las urnas. Previo a un cúmulo de revueltas que sacudieron el estado pluricultural planteado por las huestes de Morales.
ECUADOR: En Ecuador aconteció algo similar, pero su prioridad fue afrontar la devaluación de su moneda y terminó colocando en el poder a un economista identificado con el mismo discurso reivindicador de Chávez y Evo, pero paradójicamente manteniendo el dólar americano como moneda nacional.
ARGENTINA: En Argentina la era Kirchner que pareció sucumbir tras la asunción de Macri al poder, volvió a la escena ante el fracaso del empresariado río platense que no supo administrar y destinar riqueza a los pobres, haciendo que la masa se enardeciera e instaurara una prolongación del Kirchnerismo con Alberto Fernández quien tampoco logra sacar a flote a las argentinos que continúan ahogados en sus discursos.
BRASIL: Brasil tras la era Jair Bolsonaro se ubicó en el extremo derecho ideológicamente hablando, ocasionando retrocesos institucionales, sociales y económicos, lo cual plantea un probable retorno al poder de Luiz Inácio Lula da Silva en octubre próximo. Nadie duda que el ex líder sindical llegó al poder en su momento en medio de revueltas justas y necesarias frente a la desidia de la ultra derecha empresarial, y hoy que sus condenas judiciales han sido anuladas y tras haber recuperado sus derechos políticos, comienza a coquetear con la centroderecha como lo hizo en el pasado y ofrece un mensaje esperanzador y reconciliador para ganar adeptos del rechazado gobierno de Bolsonaro.
COLOMBIA: En Colombia pasamos de Duque a Petro, como pasar de una connotación de “duquesa a plebe”, para muestra la reciente renuncia del ala más dura y guerrerista de las Fuerzas Armadas colombianas, general Eduardo Zapateiro, a continuar en su cargo rindiéndole honores a regañadientes al nuevo huésped de la Casa de Nariño. Sin embargo, hay quienes dicen que este tipo de confrontaciones eran de esperarse, pues estamos hablando de un componente histórico de larga data entre la guerrilla ultra izquierdista y las fuerzas armadas cafeteras, que a veces están a punto de explotar, pero tan pronto pasa el proceso electoral, la tensión cae y todos los factores políticos se acomodan a la situación. Lo cual no descarta que hayan rebrotes de contrapunteos políticos y conflictos en el transcurso del periodo gubernativo de Gustavo Petro, pero dentro de la democracia.
CHILE: Tras una explosión social que sorprendió al mundo que hasta ese momento veía a Chile como el país ejemplar a nivel económico en esta parte del continente, nos encontramos a puertas de la aprobación o rechazo a una nueva constitución política para el país sureño. Aquel estallido social supuso un clamor en pro de más justicia y más dignidad para los chilenos, así como denunció las desigualdades económicas y sociales. Al año siguiente los chilenos votaron por mayoría a favor de redactar una nueva Constitución, y posteriormente eligieron a los 155 representantes de la convención constitucional. El 4 de setiembre próximo se consolidará o rechazará todo el camino andado, siempre dentro del marco democrático. Al menos eso es lo que avizoramos.
PERÚ: El rebrote de la violencia en el Perú despierta la inquietud de las Fuerzas Armadas que se han visto obligadas a lanzar un manifiesto público en el que lamentan que se emitan declaraciones que desvirtúan sus labores castrenses. Los que somos testigos de los miles de muertos que propiciaron los elementos terroristas en la década del 80, aspiramos a que no se llegue a repetir instancias que creíamos haber superado. Observando a nuestros países vecinos, es indiscutible que una vez llegado al poder hay que condenar la violencia reemplazándola por la reivindicación de la paz y la justicia social, que para el caso peruano a la fecha resulta infructuoso debido a que al margen de cualquier vinculación ideológica que pretenden abanderar los gobernantes de turno, se nota una evidente organización delincuencial prófuga de la justicia circundando al mandatario.
Amanecerá y veremos.