Reflexiones patrióticas a propósito del 28 de Julio

JORGE CARRION RUBIO
4 min readJul 27, 2023

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Al ver las banderas rojiblancas que flamean colocadas uniformemente en las casas peruanas, incluso en los vehículos y motos, pienso que nunca he sido tan nacionalista como para hacer lo mismo por propia iniciativa, excepto que alguien me recuerde la multa municipal por antipatriota, o que estemos hablando de fútbol y tengamos un duelo de aquéllos, o que realmente esté en un pueblo originario del Perú, como el Cuzco, donde se respira un ambiente al natural, para nada mimetizado, copiado, influenciado por culturas de ultramar.

Uno valora el terruño porque la patria es el lugar de tus padres, pero también el lugar donde uno nace. Sin embargo, la actualidad nos indica que hay gente que siente como patria un lugar distinto al que nació, poniéndonos en una encrucijada de sentimientos más complejos. Y vaya que tengo esa experiencia a cuestas con medio corazón instalado hacia el Caribe. Entonces patria también es aquel acento recurrente, aquella tonalidad diaria del expendedor de frutas o verduras venido de ultramar, que habla un español o mejor dicho: “portuñol”, tan particular, que cuando lo dejas de escuchar o frecuentar, como me ha venido pasando a raíz de mi retorno a la tierra de mis ancestros, se me viene una duda de cariños, de nostalgias por un lugar que si bien es cierto no me trajo al mundo, si logró penetrar en esa abstracción patriótica que al final de cuentas son los sentimientos. Porque patria es sin duda también la música, la pintura, los versos que van penetrando llenando tu disco duro existencial.

Es de suponer que un patriota está dispuesto a morir y no quedarse en el intento, si de defender se trata su nación, su terruño que lo trajo al mundo. Al menos de allí venimos, de ese tipo de historias fratricidas, de ese tipo de patriotismos. Hoy, a Dios gracias, poner en práctica ese concepto patriótico, ha sido superado por la diplomacia, aunque con algunos focos de guerras a muerte que todavía se generan en algunos puntos del planeta tierra. Lo cierto es que el sólo hecho que nuestros gobiernos terrenos tengan ingentes presupuestos económicos para armar ejércitos, aunque no haya guerras literales como las del principio de nuestra historia, son indicativos que la muerte continúa al asecho, que la patria continúa llamándonos silenciosamente más allá del saludo a la bandera, desde la tumba del soldado desconocido.

Si aceptamos como premisas válidas este pasado heroico para fortalecer el concepto “patria” en tiempos actuales, estaríamos siendo presa de los administradores del concepto, de los que deciden quien es patriota o no, quien es traidor a la patria o no, quien tiene identidad, derecho a existir o no, es decir, una patria sujeta a los hombres de armas, donde la lucha de un humilde profesor de escuela no trasciende por la patria, menos la de un alumno, la de un médico, la de un mecánico o campesino.

Pero hay que recordar en voz alta que nuestra patria inicial son mis amigos del barrio recibiendo clases cuando niños, mi madre luchando por sacar adelante sus escasos negocios día tras día; el sacerdote que nos recuerda que hay que recibir con cariño a los extranjeros que vienen a compartir el pan de cada día, no porque haya sido su deseo, sino porque lamentablemente han sido expulsados de sus propios pueblos; mi profesor que me hacía pensar más allá de lo habitual en las recordadas clases de filosofía, y el no menos importante profesor de Educación Cívica, que nos hacía comprender el amor por nuestra patria más allá de las guerras, a través del conocimiento del sacrificio y laboriosidad de nuestros antepasados; mi patria es un buen ceviche al mediodía de calor o un buen caldo de gallina en un día de frío. Mi patria son aromas, sabores, recuerdos, tonadas, risotadas, anécdotas y sobretodo mucha alegría, más no proclamas de destrucción, de beligerancia entre países, ni de tragedias familiares.

Recuerda que el mundo está cambiando al ritmo de la tecnología y resulta fascinante saber que nuestras maneras de sociedad, nuestras ideas, provienen de otras partes del mundo y originalmente han sido vividas por otros hombres. Vivimos en un mundo donde las cosas en lugar de ser, se parecen: casas, calles, edificios, plazas, ciudades, paisajes, leyes, constituciones, sistemas de justicia, educativos, recetas de cocina y códigos y leyes de tránsito. De modo que las originalidades comienzan a mimetizarse. Al contrario de las imitaciones que son extremas. Lo cual nos coloca como hombres universales.

En rigor, el concepto de Patria es simplemente un “pretexto histórico” que justifica formalmente apetencias, arbitrariedades y demás formas de sometimiento. Patria es lo que yo, como delimitación de territorio imaginario y real construyo como simple hombre de poder, determinando que sea original, diferente, característico. Patria es lo que yo determino que es propio y único. Las líneas imaginarias del mapa en vez de unir a nuestros pueblos, las separan, las distancian de un desarrollo conjunto, las condenan a exacerbar identidades, pertenencias desmesuradas, odios y traiciones.

De allí que, cuando escuches decir a un supuesto líder o cacique contemporáneo que algún ciudadano es un traidor a la patria, sabrás que se está refiriendo, adrede, simple y llanamente a gente buena, decente y luchadora. No te dejes sorprender con esos arrebatos discursivos de “supuestos defensores de la patria” que buscan culpables a ultranza en tiempos donde la paz es el camino y la igualdad nuestro único horizonte.

¡Feliz bicentésimo segundo aniversario patrio, Perú!

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Written by JORGE CARRION RUBIO

Soy tal vez aquella brisa que acaricia tu existencia, es decir, escritor, poeta, periodista, hombre de a pie. Si me buscas en google reconocerás mis pasos…

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